miércoles, 24 de abril de 2013

DÍAS


Días de calores sofocantes y húmedos. 
Días de lluvia que cae a minutos y se borra en el asfalto. 
Días activos repletos de gritos y de gente histérica prendida a sus bocinas. 
Días de atildados silencios alrededor de una cena de trabajo. 
Días de botellas rodando por las gradas y cervezas encharcando el piso. Días de horizontes quedos y viento deslizándose por nuestro cuerpo.
Días de gritos rabiosos. 
Días de injusticias históricas y lamentos de impotencia. 
Días de llegada. Días de partida. 
Días en los que el hambre crece alrededor de nosotros. 
Días de bolsillos llenos. 
Días de juntar las monedas tiradas debajo de la cama. 
Días con el deseo enorme de unirse a la maratón de migrantes que escapan de Guatemala y su dolor. 
Días que son como un toque de queda. 
Días en los que uno se siente tan cerca de la muerte. Días que son hijos. Días que son padres. Días que son compañía.
Días de palabras. 
Días de rituales. 
Días de música deliciosa. 
Días de sol amable. 
Días de sol odioso. 
Días de ceguera. 
Días de noticias tristes. 
Días de algunas muertes que alivian esta impunidad. 
Días de cárcel. 
Días bíblicos. 
Días paganos. 
Días de leer los periódicos con calma. 
Días de pelea. 
Días de recibir golpes. 
Días de ayudarse. 
Días de entregar todo por nada. 
Días que indignan. 
Días que reivindican.
Días que no terminan de llorarse. 
Días que son un poema a lo César Vallejo. 
Días que no le duelen a nadie. 
Días de fÚtbol. 
Días de centros comerciales y de gente comiendo helados. 
Días que parten el alma. 
Días que son un vaso lleno. 
Días que son un vaso vacío. 
Días que hacen temblar a los poderosos y días que hacen fuertes a los más débiles.
Días de guardar. 
Días de campo. 
Días de ciudad. 
Días duros. 
Días débiles. 
Días “en que es mejor no salir de la cama” (Nacho Vegas dixit). 
Días de abrir la puerta y liberar al monstruo. 
Días que terminan una vida e inician otra. 
Días que son escuela. 
Días que son todo y días que son nada.