miércoles, 2 de octubre de 2013

PANQUEQUES

El niño abre la boca mientras su mamá corta un trozo del panqueque y lo atrapa con el tenedor. Él mira sus manos manchadas de mermelada y justo cuando va a limpiarlas con su playera de rayas azules y amarillas, su madre le dice —No bebé, eso no... Ella toma sus dedos y los seca cuidadosamente con un kleenex que saca del desmesurado bolso de cuero que tiene sobre la mesa. 

La joven mamá levanta la vista y le pide más servilletas al mesero que acaba de llegar con una copa llena de un líquido rojo y una cerveza. Pone la charola en la mesa y le sirve ambas bebidas al padre del niño. El joven papá lleva puestos unos lentes oscuros y una gorra beige. Durante el rato que he podido observarlos no ha dirigido una sola palabra a su familia. Está inmerso chateando con su Blackberrie

El mal humor del señor se hace cada vez más evidente. Mira hacia todas las esquinas con ansiedad, como si quisiera salir corriendo. Observa a su esposa y da un sorbo a la michelada. Levanta el teléfono y le toma una foto a la copa y de inmediato escribe algo con sus pulgares. Espera unos minutos y sonríe.

El niño juega con el individual sobre la mesa, mientras la señora acaricia su pelo y su espalda. 

El mesero se acerca con la cuenta, el padre se la quita de las manos y comienza a revisarla. Se sube los lentes oscuros y revisa minuciosamente cada número. Ve a su mujer y le dice algo en voz baja y con una ligera mueca; se coloca de nuevo los lentes y termina de beber mientras abre su chequera haciendo gran despliegue de tarjetas de crédito. Ella parece no prestar mucha atención, sigue absorta limpiando la boca y las manos al niño. El bebé de pronto levanta la cabeza y dice “Papa” justo en el momento en el que él se levanta para ir al baño. 

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